Está claro que las redes sociales y la forma de comunicación están evolucionando a una velocidad de vértigo. La intención más clara de estas redes sociales ha sido la de conectar a sus usuarios independientemente de dónde estuvieran, ¿no era bonito encontrarse con un antiguo compañero de clase?, ¿no era interesante compartir las fotos de algún viaje? Una gran novedad para todos los que crecimos con el Messenger y aquel sonido infernal cuando nos conectábamos a internet.

Entonces nació LinkedIn allá por 2002 llegando a 2008 con más de 25 millones de usuarios registrados. La peculiaridad de LinkedIn era su esencia: puramente profesional. Pretendía conectar personas si, pero en este caso por su afinidad o interés profesional. Empleo, novedades, oportunidades, interacción, nuevos contactos, conocer información sobre eventos de primera mano… todo estaba dispuesto para que nuestra vida profesional y educativa se enriqueciera.

Poco a poco, sin embargo, ha ocurrido como suele ocurrir con todo: que deriva en “algo” que le hace perder esa esencia tan fuerte con la que vio la luz. En la actualidad, LinkedIn sigue siendo lo que era claro que si. Sin embargo, además de oportunidades de empleo, búsqueda de talento o información sobre conferencias, encontramos material de todo tipo y usuarios de todo tipo.

Tenemos desde el usuario que tan solo pretende “venderse a si mismo” ofreciendo tan solo su “amplio” conocimiento y tratando de captar el mayor número de contactos para después mandarte un privado pidiendo implícitamente la compra o suscripción de algo recordando ese tipo de publicidad “a puerta fría”. La red se ha llenado de gurús y expertos que dan la solución a “todo”; la intención de muchos usuarios es la de ligar, algo absurdo ya que para ello ya están otro tipo de aplicaciones muy lícitas en su intención.

En ocasiones LinkedIn incluso parece una prolongación de Facebook o Instagram con fotografías y contenido que relata la vida personal del usuario. Por supuesto, cada uno es libre de subir a su perfil lo que quiera, aunque ya algunos usuarios se han quejado de este tipo de situaciones aludiendo que para ligar o subir fotos del fin de semana ya existen otros canales.

Llegados a este punto nos preguntamos si realmente LinkedIn ya no es lo que era y en caso afirmativo, cómo podemos volver a recuperar su esencia profesional.

¿Se ha cruzado la delgada línea entre el objetivo real de cada red social?