Da igual el tipo de noticia, sea cual sea muy procedencia, quien sea el o la protagonista, siempre habrá algún meme que hable sobre ella. Estamos ante una representación cómica de la realidad, como hacen los cómicos más famosos en sus monólogos, que se viraliza como la pólvora llegando a ocupar parte del prime time de los telediarios. El ingenio de sus creadores está servido, la imaginación al servicio de que podamos reírnos ante la adversidad.

¿Qué tendrán los memes que nos gustan tanto?

Son como las prendas de ropa: los hay para cada ocasión. Para políticos, deportistas, artistas… Nadie escapa de sus garras.

Normalmente se tiene coherencia y respeto hacia aquellos temas dolorosos. Lógicamente no se hacen memes sobre atentados o relacionados con las últimas noticias terribles que nos llegan desde Galicia. Y en el caso de hacerlos, son penalizados socialmente, porque no son temas con los que hacer bromas.

Tienen una capacidad de viralización abrumadora. Viene a la mente el meme clásico de Julio Iglesias, ese que se usa “para cualquier ocasión”. Los compartimos por todas las vías posibles (por señales de humo no, pero casi).

Sus formatos son de lo más variados. Nos encontramos fotos (una imagen, collage…), dibujos, gifs, vídeos…

Piensa en meme. Han hecho que inevitablemente ante una noticia, se nos ocurra la forma de adaptarla al meme más disparatado que se nos pueda ocurrir.

Aptos para todos. No importa la clase social, ni el nivel de estudios, ni la edad. Llegan a todo el mundo porque es una forma de comunicación de amplia comprensión. Aunque es verdad que hay a quienes les gusta ponerlo difícil haciendo “un chiste que no es fácil de pillar”.

Se han convertido en clásicos. Otra forma de expresar no solo la realidad, sino nuestra propia realidad y estado de ánimo.