Leyendas Urbanas 3: El ser creativo

En las profundidades de una cueva, reside un ser muy extraño. Algunos dicen que tan solo es un pobre incomprendido, otros que es una figura de la que merece la pena estar lo más alejado posible, incluso hay quienes prefieren hacer como si no existiera. Lo llaman: el ser creativo.

El ser creativo siempre ha sido esa persona con un tipo de mentalidad diferente al resto. Para él (o ella) no existe el mundo bicolor ni las figuras planas. Existe la espontaneidad y la imaginación. No tiene miedo al tratar de llevar a cabo todas esas cosas que ha soñado. Por eso también se le considera un loco y un iluso.

Algunos seres creativos dejan de serlo por cierta presión que tienen a su alrededor; porque se les “invita” a hacer lo que se debe, se les impone una forma de pensar, una forma de ser creativo. Salen de esa cueva para salir a la superficie, donde la espontaneidad y los sueños pueden perderse entre una nebulosa llena de rutina y aburrimiento.

Pero el ser creativo también es una figura admirada por muchos que aspiran a llegar a serlo. Aunque, evidentemente no todos pueden porque no tienen esa chispa de la creatividad con la que poder llegar a coronarse como el extraño ser del que estamos hablando. Persiguen esta intención tratando de ponerse a prueba a sí mismos, fomentando su creatividad, y a pesar de que a veces lo consiguen y logran crear, no llegan a ser creaciones con alma. Y es que el ser creativo no solo crea porque sí, sino que aporta a cada trabajo una parte de sí mismo, por ello sabemos perfectamente quién ha hecho qué cuando la pieza que tenemos delante nos habla y nos cuenta cuál ha sido su historia.

¿Es por eso que hay gente que tiene miedo del ser creativo? Quizás porque no se entienden sus motivaciones o porque su mente viaja a la velocidad de la luz. Por eso vive en la cueva centrado en escribir, dibujar o cualquier actividad en la que pueda reflejar su creatividad, alejado del mundanal ruido que no le comprende y esperando que algún día, alguien entre en la cueva, la tienda la mano y le invite a salir donde pueda seguir dando rienda suelta a la imaginación.

El ser creativo… Extraña criatura. No es nada fácil de encontrar, pero si abrimos los ojos, quizás y solo quizás podamos ver un atisbo en aquel músico que toca sus canciones en el metro, o aquella chica que escribe en las servilletas los poemas que le vienen a la cabeza, o el joven que pinta en las paredes las cosas que se le pasan por la cabeza.

Porque si, hay muchos que son seres creativos, pero que ni siquiera lo saben… ¿Qué haríamos sin ellos?

Publicado el 18 julio, 2017 en Leyendas Urbanas, Marketing

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