Entre ayer y hoy se han actualizado las versiones de esta app para iPhone y Android. En esta ocasión el añadido es tres nuevos filtros y la posibilidad de añadir emoticonos a los hashtags. Parece que todo va bien para Instagram: su número de usuarios no para de crecer y es la red social con mayor engagement entre los jóvenes. Sin embargo, si le preguntamos a sus primeros usuarios, a la gente que se descargó la app en 2010, tal vez no encontremos tanto optimismo. ¿Qué ha sucedido?

Todo se ha vuelto más complicado. ¿De verdad hacen falta tantos filtros y herramientas de edición? Instagram triunfó porque mezclaba los conceptos «red social» con «app de edición de fotografía», y desde entonces no ha hecho más que añadir cosas para que los usuarios no usen otras aplicaciones: vídeos, más herramientas de edición, más filtros (que últimamente son casi iguales a los anteriores… Ese afán de abarcarlo a todo puede haber provocado que se haya perdido la sencillez de esta app, una de las razones de su triunfo hace años. Un ejemplo son algunos de los cambios efectuados en la última versión, en la que parece que el diseño está hecho para que la gente haga click en el corazoncito de las fotos casi sin darse cuenta.

Estamos criticando que se haya vuelto más compleja pero, ¿y si se dividiera en dos, una app para compartir las fotos y otra para editarla? Casos recientes como el de Foursquare nos recuerdan que esa tal vez no sería la solución más acertada…

Los adolescentes han llegado en masa a Instagram huyendo de Facebook… ¿Qué hará que se queden y no huyan a la siguiente red social de moda?