Por mucho que tratemos de fabricar una máquina del tiempo que pueda paralizar el tiempo en verano, por mucho que hagamos una hoguera con todos los calendarios del mundo, y a pesar de escondernos bajo las sábanas de la cama… septiembre siempre llega. Es imposible escapar de él. Su llegada no solo supone el fin de la época veraniega y de nuestras vacaciones, sino un montón de trabajo que ha esperado dormido bajo la hamaca esperándonos y siempre acechando.
¿Cómo llevar “mejor” la llegada de septiembre?
Respira hondo. Si, al principio es muy posible que nos sintamos como un pulpo en garaje y no nos acordemos siquiera de cómo se enciende nuestro ordenador ni de la contraseña de la muerte (perdón, del correo electrónico del trabajo). Ponerse de los nervios es lo último que debemos hacer o no daremos pie con bola.
Organización. Si, nuestra bandeja de entrada estará llena o si no lo está, tardará poco en hacerlo. Lo mejor es priorizar tareas con un buen calendario en la mano.
Pregunta. Es muy posible que durante nuestra ausencia, algún compañero (o incluso el jefe) se hayan quedado en la oficina, preguntemos cualquier duda que nos surja al igual que ellos harían o han hecho tras su periodo de descanso.
Sinceridad. Vale que la mayoría de clientes querrán hacer mil cosas durante el mes de septiembre, y muchas de estas cosas no serán viables por el motivo que sea. Ante esto, la mejor respuesta es la sinceridad: no da tiempo a hacer tal campaña, ese tipo de publicación no va acorde con la época… A veces esto es lo más difícil, sobretodo si nuestro interlocutor nos lo pone complicado, pero es necesario intentarlo.
Paciencia. El claim perfecto o el diseño del año, no nos va a salir a la primera de cambio, sobretodo si tenemos las neuronas achicharradas después de haber tomado el sol. Unamos este punto al primero porque sino llega la…
Frustración. Todos pasamos por ese momento durante los primeros días de septiembre en los que las imágenes felices y despreocupadas nublan nuestro cerebro mientras el número de tareas crece en la agenda. A ver, hay que ser realistas. Si queremos ir de viaje, vacaciones o tirarnos a la bartola, hay que trabajar. No money, no fun. Es así. Con el pensamiento de que estamos cumpliento un objetivo ese síndrome postvacacional pasará cuanto antes, y cuanto antes volverán las oscuras golondrinas… volverán las vacaciones.
Septiembre, no me das miedo.
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